jueves, 20 de enero de 2011

Prolegómenos de una actuación azarosa de Bandcover (artículo que será publicado en una revista musical)

La entrada de hoy corresponde a un artículo que me han pedido escribir para una revista musical que será publicada en breve y paso a incluirlo tal cual:

Las palabras que aquí van a ser volcadas no son más que un mero reflejo del trabajo que un músico desempeña antes de comenzar a tocar las primeras notas en un escenario para tratar de captar sensaciones en cualquiera de sus espectadores. Éstos son los prolegómenos de la actuación que tuvo lugar en el Bar -La Peña- (Villafranca de los Barros) a cargo de mi banda de versiones de clásicos del pop-rock nacional e internacional Bandcover.

Como cualquier fin de semana, después de una mañana de trabajo intensa en el negocio familiar que comienza a las 5:30 AM, siempre es bueno dormir un poco para tener un rendimiento óptimo en la actuación que tendrá lugar esta noche a las 10:30 PM; la incertidumbre musical me hace estar desvelado en mi tiempo de descanso, aunque me vale con estar tumbado y reflexionar acerca de cómo plantear la actuación. Toca el despertador, faltan seis horas para la actuación, voy a comer y a meterme en la ducha. Una vez preparado es la hora de echar mano a los cinco flightcases que tengo bajo la cama de mis padres. En el caso de las guitarras, ¿por qué Telecaster me decanto hoy? Está claro, hoy toca la negra porque hay que lucir la apariencia de la Union Jack que he decidido adherirle. Cargo mi coche de tal manera que encajen todo el conjunto de maletines en la parte trasera. Llego a Hornachos para en unos veinte minutos cargar la otra furgoneta con el equipo restante. Salimos ambos vehículos para el Bar -La Peña- en Villafranca de los Barros, marco de la actuación. 

Faltan cuatro horas para el evento. ¡Qué suerte, hoy hay aparcamiento en la misma puerta! Esto si que es raro, no tendremos que andar disculpándonos ante ningún policía local. Descargamos la furgoneta y mi coche y comenzamos a montar nuestro propio espacio particular en el escenario, el cual dado que me pasé unas cinco horas diseñando cómo podía abarcar el menor espacio posible, me lleva ahora montarlo unos seis minutos de reloj. Así, comienzo montando el soporte del teclado y el propio teclado. A continuación, la pedalera de la guitarra y el cableado. Cuando llega mi turno en la prueba de sonido, el tercero después de la batería y el bajo, surge, como es habitual, algún problema inesperado; en este caso, es mi armonizador de voces que da problemas de saturación. Sin problemas, hoy tocamos sin él, es mejor cortar por lo sano y subsanar el error tranquilamente en casa. Después de una larga prueba de sonido, llega el momento de cambiar el atuendo, cenar algo en diez minutos y…todo listo para poner en marcha la maquinaria Bandcover.

A partir de ese momento, como me dijo al oído el gran Johnny Cifuentes, líder de los Burning, antes de comenzar otro concierto, “cierra los ojos, abre tu mente y a volar”


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