Hace unos días, concretamente los días 4, 5 y 6, tuve la oportunidad y privilegio de asistir a tres conferencias encuadradas en el XI Festival de Música Antigua Iberoamericana, celebrado en Cáceres y que abarca del 1 al 12 de octubre del presente año. Dichas conferencias, tomando como lugar el famoso Museo de las Veletas de la ciudad cacereña, trataban de demostrar la estrecha relación que existe entre España y otros países iberoamericanos a través de un puente común: la música.
En la primera de ellas, “Reescribiendo la Historia”, la profesora de la Universidad Autónoma de México, Lucero Enríquez, una investigadora que ha estado dando la vuelta a Europa con sus estudios sobre la música en su país, exponía un encuentro entre la música y cultura, digamos religiosa, de España y Nueva España, especialmente México. En la segunda de ellas, “Un patrimonio común: Encuentro Musical entre España y Portugal”, el profesor del Instituto Politécnico de Castelo-Branco, Jos Filomeno Raimundo, hacía un recorrido por la música religiosa de los siglos XVI y XVII entre ambos países peninsulares, con los autores, estilos y obras musicales más destacados. Por último, en la tercera y, para mí, más interesante conferencia, los profesores Martín Orozco y Arlington Pardo, de la Universidad del Atlántico (Barranquilla, Colombia), hablaban, más que de música y religión, de la variedad de estilos y organología musical de su país caribeño. Mientras Martín ponía la teoría, exponiendo dicha temática, Arlington, constructor de instrumentos y músico afamado, ponía la práctica mostrando el sonido de muchos de los instrumentos característicos de la región colombiana, desde gaitas, ocarinas y flautas autóctonas hasta una simple hoja de un árbol, con la que interpretó una cumbia.
Como conclusión me gustaría mostrar mi fascinación por la impresionante variedad y riqueza musical que pueden traer a nuestro país culturas no tan diferentes a la nuestra.
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