miércoles, 15 de diciembre de 2010

Mi momento musical más destacado de la década: Azkena Rock Festival 2010. Capítulo II. Lo que el resto no vió.

     El capítulo anterior del Azkena Rock Festival 2010 se ha centrado en el apartado de datos formales del festival y de la actuación de Maggot Brain. En esta entrada contaré los datos más puramente personales, que solo puede captar la mejor lente que existe en el mundo: el ojo de cada uno, en este caso el mío. Esta es quizá la entrada más extensa que he escrito hasta la fecha aunque merece la pena pararse a leerla.


Maggot Brain nos hospedábamos en el mismo hotel que muchos de los artistas de nombre internacional de dicho cartel. Disponíamos de un autobús que nos llevaba desde la puerta del hotel a la entrada a la zona VIP del festival, que es donde se encontraban todos los artistas. Esto ya pintaba bien. Tú simplemente debías llevar una acreditación colgada (solo para gente de los grupos y algún invitado) en la que se indicara a qué grupo pertenecías y tenías estancia permanente en el backstage, con consumiciones gratis durante todos los días del festival, aparte de poder estar sentado viendo la televisión o jugando un futbolín con estrellas del rock, buuuuffffff… En mi caso, este dato fue el principal de una serie de hechos bastante surrealistas, todo ello demostrado con material fotográfico.

Empecé la primera tarde jugando una partida de futbolín con dos componentes de la gran banda americana The Legendary Shack Shakers, una vez acabada su actuación. De camino a la zona de conciertos me crucé con Fito Cabrales y le dije “A ver si coincidimos en algún escenario”, a lo cual él me contestó “si no, que sea por tu culpa”. Al día siguiente, un dato gracioso fue el cruce de comentarios al tener la oportunidad de decirle a Gene Simmons, líder de la banda Kiss, “You are really big, man” (eres muy grande, tío); él me contestó “You are not, pal” (pues tú no, colega). Esa misma tarde, para conseguir una fotografía con Slash (Guns ‘n’ Roses), dada la seguridad que llevaba consigo, tuve que disimular y fingir que iba a lavarme las manos al cuarto de baño compartido al que él se dirigía; era esa oportunidad o ninguna. Al salir ambos del cuarto baño, intenté despistar al guardaespaldas y conseguí simplemente pedirle una fotografía a Slash, con los correspondientes empujones por parte de dicho guardaespaldas; no hubo mayor inconveniente, objetivo conseguido. Por la noche, una vez acabada la actuación de Kiss, estuve tomando un mojito en otra de las barras habilitadas en el backstage y, ¿me crucé con los Kiss? Pues no, tampoco era mi objetivo, estuve hablando un ratito con Carlos Tarque, líder de M-Clan. Como veis, todo esto suena a cuento chino, pero es por ello que, como se suele decir, “el que la lleva, la entiende.”








La última tarde era la que yo más ansiaba, no porque intentara fotografiarme con Bob Dylan, ya que esto era algo difícil, que no imposible, y tampoco iba a insistir, en otras cosas porque su autobús llega directo a la rampa de entrada al escenario y no donde el resto de artistas. Mi objetivo principal, aparte de mi actuación con Maggot Brain, era ser el primer fan en felicitar en persona en el día de su cumpleaños a uno de mis ídolos musicales, Chris Isaak. Para ello, estuve esperando varias horas sentado al lado de la zona de camerinos, disimulando ataviado con mi traje de chaqueta y corbata negro y unas gafas de sol en un día que amenazaba lluvia (lo cual despistaba bastante a un guardia de seguridad), escuchando los conciertos con el sonido que venía de detrás del escenario y viéndolos en una pantalla habilitada. Todo ello dio sus frutos porque, aunque Mr. Isaak venía también con su seguridad, yo estaba esperándolo sentado de espaldas a dónde el venía y en el momento que pasó por mi lado, llamé su atención, despistando al guardaespaldas, el cual no opuso la resistencia del anterior de Slash. Le felicité y él me dijo “in half an hour, I’ll be dressed like you” (“en media hora, me vestiré como tú”): misión cumplida.


      Concluyendo, como habéis leído y observado, estas son pinceladas informales que han dado color a una aventura inigualable en la vida de un músico y que categorizo como el momento más destacado de la década 2000-2010. El resto lo guardo para mi memoria. 


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