jueves, 30 de diciembre de 2010

¿Tú tocas de oído o con partituras?

     Una de las preguntas más frecuentes entre los músicos y personas del sector extramusical a los músicos después de verlos actuar y normalmente cuando gusta su manera de interpretar es “¿habrá aprendido solo o habrá asistido a una escuela”, lo cual es sinónimo de “¿tocará de oído o con partituras?”

      Antes de nada, me gustaría empezar aclarando que esta entrada no quiere resultar en ningún caso polémica con cualquiera de los datos y opiniones que en ella se viertan. Al margen de lo fácil que sea con tan solo mirar al escenario y ver si el músico está leyendo, parece una cuestión sencilla de responder pero tiene su intríngulis. Hay veces que el músico suena tan perfecto que no sabrías responder a cómo se ha formado musicalmente o que simplemente tiene oído absoluto, que se traduce en la capacidad de reproducir una nota sin referencia alguna. Partiendo de la base que un músico perfecto es el que puede combinar ambas técnicas, es decir, tanto leer partituras como tocar por intuición, es cierto que, desde mi conocimiento, la mayor parte de los músicos o se engloban dentro de un grupo u otro.

      Para ejemplificar todo esto, me gustaría exponer mi caso el primero para que os hagáis una idea de por dónde van los tiros. Yo aprendí a tocar el piano sólo, por intuición, movido por un experimento con una melodía que con siete años retumbaba en mi cabeza y que quería aplicar a algún instrumento que tuviera por delante; en este caso lo más cercano que tuve fue un piano eléctrico y las ganas de seguir probando si con mi constancia y con mi interés era capaz de memorizar nuevas melodías que sonaran igual o parecidas a la original. Esta constancia durante varios días da un fruto que resulta complicado conseguir en una sola semana: se conoce como oído musical y hay que irlo alimentando con el paso de los años porque te puede servir para aplicar la melodía que tienes en tu mente a varios instrumentos, sean de la familia que sean, con tan solo practicar.

      El siguiente grupo lo forman  músicos que, en ocasiones con idéntica ilusión y otras veces forzados por sus familias a estudiar música, han adquirido su aprendizaje a base de técnica y práctica a partir de música anotada en partituras y una destreza guiada. He de decir que he tenido la ocasión de conocer y actuar con músicos que se sitúan en ambos grupos y, aunque pueden llegar a entenderse, muchas veces resulta complicado o casi imposible darle una partitura al músico autodidacta para que continúe el ritmo del músico formado o, al contrario, que el músico formado toque una canción solo con escucharla junto al músico autodidacta; si le quitas la partitura, lo perdiste, a no ser que la haya tocado tantas veces que la haya memorizado, pero aún así surgen problemas porque en este caso no se puede jugar la carta de la improvisación, que nos hace salir del paso en multitud de situaciones. No digo que sea del todo imposible pero sí resulta una tarea ardua en la mayoría de las ocasiones.


      A modo de conclusión, diría que no es mejor un músico independiente que un músico dependiente, si se pueden llamar así, sino que hay que buscar una mezcla de ambos, porque sendos aprendizajes son compatibles al 100% para saber salir del paso en todos los momentos que nos brinda nuestra amada música. A mi me ha valido aprender como he aprendido para seguir hoy día dedicándome a esta gran profesión, si esto sirve de algo. 


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